Reportaje

El lujo de las carreras ilegales:

Al más puro estilo “Rápido y Furioso”

Jueves en la noche. Son las 23:45hrs en la Ruta 68. Los autos pasan por la carretera a una velocidad moderada. Pero basta con abrir las ventanas, para notar el ruido de “motores enchulados”. Una carrera de automóviles está cerca y lo peor: no es legal.
Por Ángela Perucci G. y Camila Werner I.

Hace más de 5 años que fanáticos de autos y de carreras ilegales se juntan en distintas partes de Santiago para correr a gran velocidad en sus vehículos equipados para las carreras o más conocidas como “Streetracing”. Grupos de amigos con sus respectivos autos, se juntan en puentes que pasan por encima de la carretera para discutir dónde será la próxima carrera. No es sencillo, pues los carabineros se encuentran constantemente dando vueltas para evitar que éstas se produzcan. Un auto pasa por donde están todos reunidos y un joven de 25 años grita: “A las palmeras”. Todos los autos prenden los motores y se dirigen al lugar mencionado.
Calles desiertas. Automotoras de camiones cerradas. Sólo un par de palmeras adornan el lugar. Prácticamente no hay casas por ahí, sólo se escuchan algunos perros ladrar y por supuesto el zumbido de los autos llegando a las “pistas”.Los vehículos se van posicionando en los bordes de las calles, los conductores salen con una botella en mano, toman un par de sorbos y hablan entre ellos esperando su turno. De pronto, un silencio. Sólo se escuchan los motores de dos autos dispuestos a correr. Un Peugeot 206 azul y un Volkswagen Gol blanco. Un joven se para entremedio de los dos autos que se disponen a correr y señala la partida. Aceleran a fondo, el olor a llanta quemada se siente por todo el lugar. No alcanzan a terminar la carrera cuando se encuentran otros dos autos para comenzar una nueva corrida.
Las calles están llenas de autos “enchulados”. La gente toma cerveza, es casi como si estuvieran en una fiesta al aire libre, donde se escucha la música muy fuerte al más puro estilo de las películas norteamericanas. Ahí se va creando un ambiente especial donde hasta los motociclistas terminan participando de este evento. El público que asiste en su mayoría son hombres, sólo se ven una o dos mujeres.Otro joven de aproximadamente 30 años grita: “Los pacos” y rápidamente los autos se dispersan para poder despistar a los carabineros. Esto sucede prácticamente a cada rato. Se separan, se juntan en los pasos sobre nivel, vuelven a las palmeras y se disuelven nuevamente.

Adrenalina, haz tu cabeza estallar
No todo es diversión para los jóvenes que practican el “streetracing”. No apuestan dinero, muchos lo hacen por amor a la adrenalina. “Desde que comenzó esto de las carreras que venimos con nuestros amigos a verlas o incluso a veces a correr. No había problemas hasta que empezaron a venir periodistas y a hacer reportajes. Ahí nos dejaron con mala fama y ya no podemos correr tranquilos” cuenta Pablo Alvarado de 23 años.
Esto se repite en muchos jóvenes que vienen a ver las carreras, pero a veces aparecen otras personas que sólo van a hacer desórdenes y eso llama la atención de los carabineros. “Lo único que queremos es seguir con esto. Que la municipalidad apoye el proyecto de tener nuestra propia pista y no tener más problemas con la ley”, explica Alejandro Carrasco, también de 23 años.Esto de crear una pista donde correr, lograría que las carreras ilegales se disuelvan. En el último tiempo ha muerto una gran cantidad de personas que nada tienen que ver con las carreras, como fue el caso de Gerardo Páez, quien murió cuando el auto de uno de sus amigos chocó al huir de la policía. El Teniente Mauricio Mercado de la 32º Comisaría del Tránsito comenta que “en caso de haber víctimas fatales en las carreras clandestinas, no es posible determinar si la muerte se produce por encontrarse participando en las carreras, salvo que sean sorprendidos los conductores in fraganti, o reconozcan que el accidente se produjo porque irresponsablemente se encontraban participando en carreras clandestinas, situación que es poco probable. No obstante el procedimiento que Carabineros efectúa, va dirigido a poner en conocimiento de la respectiva Fiscalía Local los antecedentes de la muerte, sea por atropello, choque, colisión o volcamiento, siendo la Fiscalía la encargada de realizar la investigación del delito”.
Según Pablo Silva – ex corredor- cuando ocurre un accidente en estas carreras, todos huyen y nadie se hace responsable por lo que pueda suceder. “Sólo me quedaba cuando el accidentado era amigo mío”, dice.
Mercado afirma que los carabineros no pueden hacer nada para que estas carreras no se produzcan. “El rol de Carabineros aparte de ser de control y fiscalización, está dirigido a evitar que grupos de conductores se organicen en distintos puntos de la capital para llevar a cabo las carreras. Por otra parte los controles que se realizan van dirigidos a fiscalizar a los vehículos o conductores que encabezan o forman parte de las organizaciones de las carreras clandestinas.”, comenta.

Correcaminos
En el mundo de las carreras existen diferentes grupos, más conocidos como “teams”, estos se diferencian de acuerdo al auto que manejan. El más conocido es Santiago Streetracing, que incluso cuenta con una página web (www.streetracing.cl) que contiene fotos, videos, foros y entrega información sobre los lugares en los que se juntarán para correr. Dragteam es otro grupo que últimamente ha dado mucho de qué hablar, después de que sus integrantes subieran un video a Youtube en el que salían corriendo a 280 km/h, las autoridades y la gente nuevamente se alarmó ante el peligro que presentan estas prácticas clandestinas.
Hace cuatro años, Nicolás Rubio (22) pertenecía al team “corsarios”, que se caracteriza por correr con autos Chevrolet Corsa y lo hacen generalmente en Lampa. “Dejé de correr cuando uno de mis mejores amigos casi muere cuando iba a 180 km/h por La Pirámide. Fue ahí cuando me di cuenta que prefería cuidar mi vida antes que morir en las carreras”, comenta.
Estos teams se juntan en la Esso de Vitacura con Vespucio, en el Apumanque o en la calle Monseñor Escrivá de Balaguer antes de ir a las corridas. Estos funcionan como puntos de encuentro.
Uno de los lugares más conocidos donde corren es Mersán. “Esa pista es filete. Es como estar en las de Estados Unidos”, agrega Rubio. Otros lugares donde también se corre en Santiago son Quilín, Apoquindo, Borde Río y antiguamente en Santa María Manquehue.

Un gasto a todo dar
A diferencia de los autos de la fórmula 1, los vehículos que se ocupan en las carreras clandestinas no están fabricados para correr. Para logar que éste tenga las características apropiadas para hacerlo hay que cambiarle un par de cosas: modificar el filtro del aire por uno cónico, que sale alrededor de $20.000. Cambiar la inducción de aire por un múltiple escape $120.000. Rebajar o limar la culata $300.000. A todo esto hay que sumarle el gasto de por lo menos medio estanque de bencina, lo que actualmente equivaldría a $15.000 por carrera. Al sumar todos los “enchulamientos” y arreglos del auto, habría que pagar $455.000 simplemente para poder encender el motor y ser parte de este streetracing.

Game Over
Son las 2:00 de la mañana y las carreras están terminando. Quedan algunas personas en el paso sobre nivel, conversando y tomando cerveza, otros decidieron irse. La carrera fue corta, al parecer los carabineros les arruinaron la fiesta. Algunos se quedaron en “las palmeras” con la ilusión de que lleguen todos de nuevo, pero es difícil.Unos cuantos dan una entrevista para Chilevisión. No falta el taxista que todavía está con ánimo y acelera a fondo, logrando que las ruedas delanteras se muevan pero sin avanzar. Sólo están prendidas las luces de las calles. Ya no hay música ni autos enchulados dispuestos a correr. La ruta está finalmente vacía y los conductores esperan ansiosamente volver a reencontrarse el próximo jueves en las pistas…

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